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¡El cambio climático es un asunto de justicia social y de Derechos Humanos!

Xiomara Acevedo nos cuenta cuál es el camino que pueden tomar los jóvenes periodistas para enfrentar el cambio climático y cómo se puede fortalecer la justicia ambiental, dos elementos fundamentales para la protección de la naturaleza en esta década.

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Xiomara Acevedo es internacionalista, especialista en liderazgo, cambio climático y ciudades. Es la fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Barranquilla+20 y cuenta con más de 9 años de experiencia en gestión y política del cambio climático territorial, activismo y gobernanza ambiental.

Su fundación, la cual ha recibido este año la Beca para Jóvenes de la Gates Foundation en la división de equidad de género, tiene como objetivo implementar acciones climáticas colectivas para un planeta saludable a través del empoderamiento de niños y jóvenes.

En esta entrevista para Datasketch, nos cuenta, desde su experiencia y su participación en la COP26, cuál es el camino que pueden tomar los jóvenes periodistas para enfrentar el cambio climático y cómo se puede fortalecer la justicia ambiental, dos elementos fundamentales para la protección de la naturaleza en esta década.

¿Qué aportes se puede hacer desde lo comunitario y desde lo gubernamental para apoyar la acción climática?

Si lo miramos desde el contexto global, debemos empezar por destacar el Acuerdo de París (adoptado por 197 países en 2015). Tiene lineamientos para abordar la acción climática desde la educación, la comunicación, la mitigación, la adaptación y el financiamiento. Con el Acuerdo se evidenció que todos los sectores tienen que incorporar la gestión del cambio climático territorial para descarbonizar nuestras economías y adaptar los sistemas humanos y ecológicos a los impactos presentes y futuros.

Si empezamos desde ya a incorporar el cambio climático en nuestras agendas, vamos a estar mejor preparados, aumentando la capacidad de gestión.

Desde lo gubernamental se puede analizar el caso de Colombia, que ya tiene una ley de cambio climático, la Ley 1931 de 2018, y que desde 2015 presentó su Contribución Nacionalmente Determinada - con la que se comprometió a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

La Ley estableció que las ciudades capitales y departamentos deben tener un Plan Integral de Gestión de Cambio Climático Territorial, compuestos por medidas a partir de un proceso no solamente con información científica sino también con información y priorización de las comunidades étnicas, locales, juventudes, mujeres, entre otros grupos.

Aquí entra el factor comunitario. Sabemos que el cambio climático es un problema global, pero para empezar a revertirlo debemos iniciar a nivel local. Ahí hay una gran oportunidad para la acción climática. Por ejemplo, desde la Fundación Barranquilla +20 hemos vinculado las narrativas locales sobre el medio ambiente para que la gente se involucre en su protección.

¿Qué recomienda a los periodistas, especialmente a los jóvenes, a la hora de abordar esta crisis climática? ¿Cómo se podría fortalecer el periodismo medioambiental?

Para el periodismo, para las salas de redacción, es importante que se pueda comunicar efectivamente el cambio climático, en especial porque es muy poco lo que se cuenta sobre este problema. Solo cuando hay una COP es cuando se empieza a hablar del tema. Y eso no debe ser. Los periodistas tienen que hacerlo cada semana. Necesitamos noticias cada día sobre el cambio climático, el estado de la naturaleza y los sistemas humanos que la habitan.

Se requiere de un monitoreo del financiamiento para la acción climática y de los proyectos que ya están en marcha en los países, porque se tiene que demostrar sí están ayudando realmente a reducir emisiones y adaptarnos al cambio climático.

El periodismo juega un papel fundamental para que estas temáticas no estén únicamente en el nivel científico y político, sino también en un nivel más social y cultural. Asociarlo con la cultura es una tarea pendiente, porque va a ser determinante a la hora de abordar el cambio climático de manera intergeneracional. Uno de los grandes retos culturales, que aplica a escala mundial, es saber relacionarse de una manera diferente con la naturaleza, tomar mejores decisiones de consumo y de producción.

Xiomara Acevedo liderando una sesión del proyecto MallorquínVIVE- Escuela de Agua, finalista del the Bayer Young Community Innovators 2014. Foto vía Barranquilla +20.

Hay dos conceptos que ganan atención: justicia ambiental y transparencia en la financiación ambiental. ¿Por qué son importantes?

La justicia ambiental es un concepto que se enfoca en cómo redistribuir los impactos, los desechos en un territorio de acuerdo a determinada actividad. Se habla más de ella porque se ha evidencia que, en el metabolismo de las ciudades o de sectores económicos, los residuos van a donde están comunidades vulnerables o que habitan zonas de riesgo. Y estas solo se quedan con los daños, no con las ganancias.

También es un concepto fundamental para el movimiento ambiental, porque busca la protección de las comunidades menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero y que sufren las mayores pérdidas por el cambio climático. Al aplicar la justicia ambiental entendemos que el aumento excesivo de la temperatura global no es solo un asunto económico o político, sino que implica los medios de vida de poblaciones enteras que dependen directamente del equilibrio de los ecosistemas.

El cambio climático es un asunto de justicia social y de Derechos Humanos. Sin justicia ambiental se constriñe la toma de decisiones comunitarias respecto a la agricultura, la gestión del territorio o la conservación del agua.

Esto se complementa con la transparencia, porque nos pone en perspectiva: cada inversión que se etiqueta para una acción contra el cambio climático tiene que ser clara, monitoreable y concreta, empezando por informar cuántas emisiones de gases está reduciendo y cuáles capacidades (para la resiliencia) está fortaleciendo.

Miembros de la Fundación Barranquilla+20 limpian las playas Bocas de Ceniza, del departamento de Atlántico, en 2021. Foto vía Barranquilla +20.

Para la COP26, se hizo evidente la falta de representación de las mujeres dentro de la agenda ambiental. ¿Qué aportes brinda una mirada feminista al medio ambiente? ¿Qué historias cree que necesitan contarse para que más público valore el rol de las mujeres en la protección de la naturaleza?

La intersección entre género y cambio climático es un tema reciente, a pesar de que es urgente. Hay un grupo, The Women and Gender Constituency_, _que han posicionado el feminismo dentro de la COP, con prioridades como manejar la ambición climática para alcanzar un aumento de solo 1.5 °C en la temperatura global. También promueven el abordaje de soluciones efectivas en los mercados, que realmente no están aportando a esa meta y no poseen un enfoque de Derechos Humanos.

Su labor es ejemplo de transparencia, de involucrar a las mujeres y niñas en estas discusiones y de reconocimiento de roles y aportes diferenciados que hacen para la lucha climática y territorial.

Póster oficial del proyecto Mujeres por la acción climática, que brinda a 15 mujeres líderes jóvenes de Colombia las herramientas necesarias para avanzar y apoyar sus diferentes estrategias de incidencia por la justicia de género y climática. Foto vía Barranquilla +20.